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Declaración de Principios
La pandemia del CODIV-19 desató un cambio de paradigma que me llevó de forma radical al mundo virtual por el encierro.
Ahora lo primero que hago al levantarme es ver el celular, mi cotidiano ya no es una salida al parque sino que el primer contacto con la realidad es el black mirror, tocar con los ojos y no sentir con los dedos el desplazamiento por la pantalla con textura de cristal.
Busco la unión de la realidad con la virtualidad, que no vayan separados sino de la mano, que no exista una distancia y crear un balance entre ellos, ya que, estoy en un constante ir y venir a través de las herramientas digitales y análogas. Con el uso de diversas técnicas que me ayudan a expandir la virtualidad y los medios tradicionales.
Mi interés se centra en el movimiento y en el accionar del espectador activo, pero un accionar que no solo sea lo mental sino físico. Dependiendo del soporte, la disposición y el acomodo de la propuesta sobre el espacio, el espectador crea un circuito y un recorrido a través, alrededor, sobre y con la pieza.
A partir de materiales reflectivos y ópticas que además de incluir al espectador en la obra y hacer la experiencia más inversiva, se pierde la frontalidad y se multiplica el espacio, llevándonos a un plano distinto. Explorando, produciendo, y construyendo espacios desconocidos, otras dimensiones y muchos puntos de vista.
Reconociendo este nuevo tránsito con la nueva normalidad de la realidad virtual mi tema se centra en el consumismo en la era digital. Que nos satura de anuncios publicitarios y llena la pantalla de infinitas opciones de productos gracias al majestuoso algoritmo.
Lo más asombroso es que un par de toques en la pantalla tengas en tu casa al día siguiente ese paquete que viajó miles de kilómetros, con una cantidad de plásticos e información personal que se van directo a la basura.